Tanto si desea ofrecer un discurso a un gran público o cautivar a su único interlocutor: la inteligencia se relaciona con su buena capacidad de expresión. 10 trucos para lograrlo.
¿Qué se puede hacer para proyectar un intelecto descomunal mientras conversa con alguien o da una exposición? Hablar sin rodeos y con claridad. Deje el diccionario de la lengua y el de sinónimos en el escritorio. Ponga en práctica estos consejos de los psicólogos conductuales (y otras eminencias). Los investigadores han conseguido demostrar cómo intentamos parecer más inteligentes o qué criterios utilizamos para decidir si los demás lo son o no. Muchos de estos juicios se basan en meros estereotipos, pero persisten hoy día. “A la gente le encanta juzgar a las personas por la primera impresión”, afirma Bogdan Wojciszke, profesor de Psicología Social en Polonia, dedicado a estudiar cómo se forman las impresiones de los demás.
1. No hable de más
Tal vez usted sea uno de los tantos Homo sapiens que sufren perífrasis. Traducción: usar muchas palabras o vocablos rimbombantes en vez de ir al grano. Quienes la padecen saben que el otro se forma una idea acerca de uno a primera vista, así que se esfuerzan con la intención de que esta sea positiva. La gente cree que, si muestra un léxico nutrido, parecerá más inteligente. El problema con esta estrategia es que puede fracasar. Si el observador no comparte esta teoría, podría resultar contraproducente. El individuo puede ser percibido como un farsante y no como todo un cerebrito. Un hablar afectado también puede desconcertar al receptor, lo cual es lo contrario a lo que se pretende. La inteligencia, por lo general, se relaciona a la claridad de expresión, afirman los especialistas.2 . Comuníquese de forma clara
Si usa un diccionario cuando redacta sus emails, es probable que sea culpable de tratar de fomentar la percepción de su inteligencia. “Las personas inteligentes tienen un buen vocabulario”, dice Daniel Oppenheimer, profesor de Psicología Cognitiva de la Universidad de California, en Los Ángeles. “Si puedo demostrar que tengo un buen vocabulario, pareceré más inteligente”. Sin embargo, los estudios de Oppenheimer indican que a los escritores se los considera más inteligentes cuando emplean un lenguaje fácil de entender. El uso de palabras rimbombantes para impresionar puede causar justamente el efecto contrario. “La gente asocia inteligencia con facilidad de palabra”, dice Oppenheimer, y las personas más inteligentes emplean palabras más largas al escribir, pero quieren escribir con claridad.
3. Llevar anteojos
Según un estudio realizado por el colegio de optometristas del Reino Unido, el 43 por ciento de las personas piensa que llevar anteojos las hace parecer más inteligente, y un 40 por ciento se plantea llevarlos por ese motivo. “Los anteojos son un elemento fácilmente visible que nos permite llegar a una deducción rápida sin esfuerzo”, afirma Wojciszke, profesor de la Universidad de Ciencias Sociales y Humanidades de Sopot, en Polonia. “Mucha gente cree que las personas sabias, como profesores, jueces y personajes ilustres, llevan anteojos con más frecuencia que los tontos. Así que, cualquier detalle asociado con la sabiduría —gruesos libros, discurso fluido o pelo canoso— puede ayudar a dar una impresión de inteligencia".
4. ¡Hágame reír!
Un estudio francés publicado en la revista Psychological Reports reveló que las mujeres que escuchan a los hombres contar chistes divertidos creen que son más inteligentes y atractivos que los que hablan sobre temas cotidianos. Es posible que esta creencia tenga cierto fundamento, ya que se necesita cierto nivel intelectual para hacer observaciones ingeniosas. “Las personas que tienen buen sentido del humor muestran realmente una inteligencia superior —afirma Wojciszke—. Así que los hombres pueden utilizar el humor como una señal de inteligencia honesta y difícil de falsear".
5. Sonría con naturalidad
Las personas cuya sonrisa parece auténtica, con arrugas alrededor de los ojos, son consideradas más inteligentes que aquellas cuyas sonrisas parecen falsas, según un estudio de la revista Journal of Nonverbal Behavior. No hay correlación entre sonrisa e inteligencia; los juicios se alimentan sobre la base de corazonadas. “La gente generalmente confía en dos tipos de preferencias cuando forma sus impresiones”, afirma la autora del estudio, Susanne Quadflieg, profesora de Psicología Experimental de la Universidad de Bristol. Uno es el llamado efecto "aureola": si tiene una impresión favorable y espontánea de una persona —y la sonrisa auténtica puede provocarla—, tiende a juzgar otras características, como la inteligencia, más positivamente también. El otro es el efecto "lo que es bello es bueno": si las personas consideran atractiva a otra persona —y la sonrisa auténtica suele reforzar dicho atractivo—, se inclinan a asignarle otras cualidades, como la inteligencia".