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¡Dile adiós a los lamentos!

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Consejos para cambiar sus procesos de pensamiento y ayudar a liberarlo de culpa, vergüenza y tristeza.

Karin Schätzle, quien creció al sur de Alemania, deseaba tocar el chelo, pero en su pequeño pueblo no tenía posibilidades de dar clases. En su lugar aprendió a tocar la flauta y el clarinete, pero siguió soñando en ser violonchelista. Sin embargo, nunca dio clases, convencida de que para ser buena tendría que haber aprendido desde la infancia.

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Nada puede invadir más los pensamientos ni provocar tanto insomnio como el remordimiento. Quizá se culpa por haber puesto fin a una antigua relación amorosa, por haber hecho una mala elección en su carrera profesional o por tener miedo de salir de su zona de confort, igual que Schätzle.

“Lo que aparece siempre en los patrones de arrepentimiento es que, al envejecer, la gente suele pensar en las cosas que no ha hecho, en vez de en las que hizo”, señala Tom Gilovich, profesor de psicología en la Universidad Cornell de Nueva York, quien estudia las diferencias entre el arrepentimiento de acción y pasividad. “Hay muchas cosas que no hacemos debido al miedo social”.

Un mal sentimiento bueno

Los remordimientos suelen hacernos sentir mal, pero esos sentimientos negativos no siempre son perjudiciales. Los estudios muestran que, en un principio, el arrepentimiento nos ayuda a aprender de los errores.

“Quienes expresan remordimiento por una decisión tomada, a menudo hacen una mejor elección la siguiente vez”, dice Aidan Feeney, catedrático de psicología en la Queen’s University de Belfast, quien estudia los efectos del arrepentimiento y los remordimientos en la toma de decisiones.

Al analizar su situación podrá aprender sobre usted, hacer cambios en el futuro y, con un poco de suerte, obtener mejores resultados la próxima vez.

Esta técnica le funcionó a Schätzle cuando tuvo una nueva noción del chelo a los cuarenta y tantos años: tal vez debería haberlo tocado en su juventud si deseaba dedicarse de manera profesional, pero esa no era su meta. Entonces, empezó a dar clases.

“Ojalá no hubiera esperado tanto, porque me encanta”, comenta Schätzle, de 52 años, residente de Stuttgart. “Durante un tiempo estuve enfadada conmigo misma; pensé que si hubiera empezado antes, ahora sería capaz de tocar piezas más difíciles. Pero luego me di cuenta de que, para mí, eso no era lo que representaba el violonchelo. Lo que importa es que disfruto al tocarlo”.

El daño de pensar demasiado

¿Qué pasa si el arrepentimiento domina sus pensamientos y no logra (o no puede) actuar para resolverlo en un plazo razonable? Desafortunadamente, estos pensamientos repetitivos pueden tener un impacto negativo en su vida.

“El remordimiento puede ser una emoción muy destructiva —indica Feeney—. Si se pasa lamentando las innumerables posibilidades que alguna vez existieron, pero ya no existen, es muy probable que resulte perjudicado”.

Imagine, por ejemplo, a una mujer jubilada que quisiera haber tenido hijos en vez de enfocarse únicamente en su carrera profesional. Este tipo de consecuencias no puede remediarse, y el arrepentimiento puede volverse insoportable. Las personas mayores que permiten que los remordimientos los dominen, corren el riesgo de desarrollar problemas físicos y mentales.

“Hemos demostrado que el lamento es una causa importante de depresión entre los mayores, más que entre los jóvenes”, señala Carsten Wrosch, profesor de psicología en la Universidad Concordia de Montreal, quien estudia el impacto de los remordimientos a lo largo de la vida adulta. “Es más probable que se presenten enfermedades cardíacas. No inmediatamente, sino 5, 10 o 20 años después”.

Evite lamentarse

Hay varias estrategias que pueden ayudar a liberarse de las poderosas garras del remordimiento.

“Una de las funciones principales del arrepentimiento es corregir nuestros errores”, dice Marcel Zee Lenberg, profesor de psicología social en la Universidad de Tilburg, en Países Bajos, cuya investigación se centra en el impacto del remordimiento en la toma de decisiones. “Otra función es asegurarse de que recordemos nuestros errores y aprendamos de ellos. En ambos casos, es importante que el arrepentimiento sea doloroso. De lo contrario, no nos motivará”.

Pruebe las siguientes tácticas para lograr sus metas:

  • Deje de juzgar el pasado. A los 13 años, Paola Tosca era una típica adolescente más interesada en socializar con sus compañeros que con sus padres. Cuando su padre murió de manera repentina a causa de un infarto, Tosca se arrepintió inmediatamente de cómo había administrado su tiempo. “No haber tenido suficiente tiempo para conocer a mi padre, Stefano, es mi mayor y más profundo arrepentimiento”, comenta Tosca, hoy de 62 años, residente de Grasse, Francia. “Me di cuenta de que no le dediqué el tiempo que debía”. Cuando la gente piensa en antiguas decisiones, es común que crea erróneamente que hizo una elección equivocada, lo cual puede empeorar la sensación de arrepentimiento. “A menudo no nos damos crédito por haber tomado la mejor decisión”, indica Wändi Bruine de Bruin, profesora de teoría conductual de la elección en la Escuela de Negocios de la Universidad de Leeds, quien estudia los efectos del remordimiento en la salud mental. “Es probable que ahora tenga información distinta a la que tenía entonces. Si se quiere usar el arrepentimiento productivamente, se debe preguntar ‘Teniendo en cuenta lo que sabía en ese momento, ¿habría hecho algo de manera diferente? Y en ese caso, ¿qué?’”. Para sobrellevar la pérdida de su padre, Tosca, directora general de una empresa informática en Grasse, Francia, y escritora, se ha dedicado a trabajar duro y vivir al máximo, creyendo que esto lo habría hecho sentir orgulloso. “He basado mi vida en su ausencia —dice ella—. Mi deseo de vivir intensamente, de tener éxito, nació al morir mi padre”.
  • Acepte lo que no hizo. Durante su juventud, la londinense Olivia Wolferstan le dijo algo a su abuela de lo cual desearía haberse retractado. “Un año, ella preparó varias tartas de café y yo me encargué de decirle que mi familia y yo estábamos un poco hartos de esas tartas, y que podría hacerlas de otro sabor”, comenta Wolferstan, de 28 años. “Fue evidente que a mi abuela le afectaron mis palabras. Jamás volvió a hacer una tarta de café”. A medida que pasan los años, es posible que tenga menos poder para cambiar las circunstancias de las que se arrepiente. Aceptar esta impotencia podría ayudarlo a afrontarlo. “La gente debe conformarse con lo que hizo o no hizo, ya que es probable que no haya muchas oportunidades de cambiarlo”, dice Wrosch. “Hemos demostrado —con respecto al remordimiento— que si alguien es capaz de liberarse del deseo de enmendarlo, no experimenta las consecuencias. Involúcrese en otras actividades. Eso puede funcionar como un mecanismo de anulación”. ?
  • Busque su sabiduría interior. Cuando cumpla 60 años habrá acumulado mucha más cosas que lamentar que las que tenía a los 20, pero no todas tienen el mismo impacto. “Los remordimientos que realmente nos afectan son aquellos no resueltos; cosas que jamás se pudieron arreglar”, señala Bruine de Bruin. “Si cree que debería haber ido a la universidad o que debería volver a ella, puede tomar cartas en el asunto cuando aún sea relativamente joven. Al pasar los años, esto se vuelve cada vez más difícil”. Afortunadamente, muchas personas mayores están mejor capacitadas para controlar sus emociones. “Poseen la sabiduría que aporta la experiencia de vida”, señala Pär Bjälkebring, catedrático de psicología en la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, quien estudia cómo afectan los remordimientos la toma de decisiones al envejecer. “Cuando las personas mayores se enfrentan a una situación de la cual una persona más joven podría arrepentirse, son capaces de enfrentarse a ella”. Para su investigación, Bjälkebring pidió a jóvenes y mayores que registraran sus frustraciones durante una semana. “Los participantes de mayor edad vieron sus remordimientos de manera distinta, tratando de aceptar lo que estaba pasando”, indica Bjälkebring. “A lo largo de una semana, los mayores tuvieron menos remordimientos y usaron distintas estrategias para enfrentarse a ellos. Fueron más funcionales”. Otras investigaciones muestran que las personas de mayor edad se sienten menos abrumadas por los remordimientos. “Cuando usted es joven puede quedar atrapado, y los detalles concretos son vergonzosos”, dice Gilovich. “Al envejecer, lo analiza desde una perspectiva más amplia: ‘En general he tenido una buena vida, aunque he cometido algunos errores”.
  • Valore su situación. Las investigaciones muestran que la razón más común para el arrepentimiento son las oportunidades perdidas. La gente suele fantasear con lo que cree haber perdido, pero ignora las desventajas que podrían haber surgido. “Las oportunidades perdidas son mundos mejores frustrados”, indica Zeelenberg. “Si uno hubiera tomado una decisión distinta, o actuado diferente, el resultado habría sido mejor”. ¿Nunca recibió ese ascenso laboral? Es probable que piense en el dinero que dejó de ganar, tener en cuenta el estrés que habría representado su nuevo puesto. Durante más de 30 años, la finlandesa Maiju Kauppila ha sido funcionaria, aunque su verdadera pasión son las redes sociales y el marketing. Los últimos 12 años ha canalizado su entusiasmo por las manualidades y los blogs de estilo de vida en una exitosa presencia online. “El blog y mis redes sociales se han convertido casi en un segundo trabajo para mí”, comenta Kauppila, de 54 años. “Sin embargo, no me he atrevido a abandonar mi carrera profesional, a pesar de que sé que podría tener otra carrera”. En vez de imaginar una realidad alternativa, céntrese en las cosas buenas de su vida. “Evite hacer comparaciones —recomienda Bruine de Bruin—. No se pregunte continuamente si sería más feliz con otra pareja, otra casa u otro trabajo. Eso desgasta su felicidad. Si hace comparaciones, concéntrese en lo que lo convierte en alguien afortunado, no al contrario. Trate de alegrarse, en vez de arrepentirse”. ?
  • Tenga una visión optimista. La investigación de Gilovich ha descubierto que puede reducir el poder del arrepentimiento si logra encontrar algo positivo que haya sucedido a partir de a la situación que le hizo sentir remordimiento. “Racionalícelo; identifique los aspectos positivos”, comenta Gilovich. “No debí haberme casado con esta persona. Fue un error. Pero al menos tengo unos hijos maravillosos, que no habría tenido de otro modo”. Joann Perahia, neoyorquina de 62 años, lamenta no haber ahorrado de joven, pero ver el lado positivo hace su situación más tolerable. “Ahora es imposible recuperar el dinero que no gané —dice—. Pero he logrado criar a mis hijos sin tener que trabajar fuera, y ellos son estupendos. Si hubiera salido a trabajar, no creo que mis hijos fueran tan maravillosos”. ?
  • Lleve una vida activa. La gente suele arrepentirse por no haber hecho algo, más que por haberlo hecho, y por eso los investigadores sugieren que podría tener menos remordimientos al actuar más. “Si está tratando de decidir entre hacer o no algo y la única razón es: ‘¿qué va a decir la gente?’, debe hacerlo”, señala Gilovich. El alemán Rudolf Thode, de 62 años, soñaba con volar desde que era niño. Pero se convirtió en agricultor con una mujer que no apoyaba su fantasía. Aun así, iba a un aeródromo cercano cada vez que tenía tiempo libre. Hace unos 13 años, un instructor se acercó a él, y el granjero finalmente decidió dar clases de vuelo. “Fue una sensación increíble ver mis tierras de cultivo desde lo alto”, dice Thode. “Habría sido mucho mejor si hubiera cumplido mi sueño cuando tenía veintitantos años. Pero lo que realmente cuenta es el hecho de que por fin se hizo realidad”. Lamentarse por no haber hecho algo no está fuera de su alcance si se lo permite. “Puede prevenir remordimientos futuros”, comenta Gilovich. “No es raro que las personas jubiladas piensen: ‘Siempre quise aprender otro idioma o tocar un instrumento, pero a mi edad ya no puedo’. Es verdad que no va a convertirse en un violonchelista famoso, pero sentirá una gran satisfacción al hacerse cargo de un lamento. Inténtelo”.
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