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5 consejos para evitar errores en un golpe maestro

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golpe maestro

Manual de delitos para robos perfectos: consejos para evitar errores si desea planear un golpe maestro.

Si al ver a George Clooney y a Brad Pitt en la película La gran estafa pensó: sería una buena idea ganarse así la vida. ¿Cómo consigo ese trabajo?, este artículo es para usted. Porque si cree que el maleante común siempre termina haciéndose rico (y con una mujer como Julia Roberts), de verdad usted es un tonto y necesita urgentemente leer estas historias reales y aleccionadoras.

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Utilice el equipo de trabajo adecuado

Usar un arma para cometer un asalto u otro delito acarrea más problemas que beneficios, pero si aun así usted decide echar mano de alguna, más vale que de verdad asuste.
Hace unos meses Justin MacGilfrey, de 19 años, entró en un comercio de Daytona Beach, Florida, apuntó al empleado con su dedo índice —sí, leyó bien, ¡con el dedo índice!—, amartilló el pulgar y exigió al vendedor que le entregara todo el dinero de la caja registradora.

El empleado pensó que era una broma, pero MacGilfrey, quien más tarde se declaró inocente, hablaba en serio. Tras concluir que el dedo estaba descargado, el empleado salió de detrás del mostrador para enfrentarse al asaltante, el cual enfundó su “arma” y salió corriendo. La policía no tardó en atraparlo y, conforme a lo habitual, procedió a tomar las huellas digitales del “revólver”.

No se olvide: A los policías no les caen bien los malhechores, así que manténgase lejos de ellos.

 

– Phillip Williams, un consumidor desconfiado, detuvo a dos policías de Tampa, Florida, les dio su pipa de crack [derivado fumable de la cocaína] y les preguntó si podían analizar la droga que acababa de comprar para ver si era auténtica. La noticia buena fue que sí lo era. ¿Y la mala? Se lo llevaron detenido.

– Un joven de 17 años, sospechoso de ser pirómano, se acercó a un auto estacionado en una calle de Lambertville, Michigan, con la intención de sacar combustible del tanque con una bomba improvisada. El problema fue que se olvidó de pedirle permiso al investigador de la policía que estaba sentado dentro.

El alias

Los delincuentes famosos utilizan alias pintorescos. Sobrenombres como “Juan el Cara Cortada” y “Beto el Capo” le dan colorido a las notas sensacionalistas de los diarios; sin embargo, vea lo que le puede pasar si no se inventa un buen apodo:

– Cuando la policía de Sheboygan, Wisconsin, detuvo un auto con número de matrícula irregular, uno de los ocupantes hizo lo mismo que muchos delincuentes: se identificó con un nombre falso. Mala idea, pues resultó que un conductor con ese alias era buscado por homicidio culposo.

– Steve Lent fue detenido en Peekskill, Nueva York, por una infracción de tránsito. Como ya había una orden de arresto en su contra, según la policía, Lent se hizo pasar por su hermano, Christopher. Su error fue olvidarse de que también había una orden de detención en contra de éste.

 

No se olvide: si el delito que piensa cometer le exige usar un alias o tener un plan muy sesudo, haga bien la tarea.

– Un tipo llamado Alexander D. Smith entró en un banco de Augusta, Georgia, y trató de abrir una cuenta con un billete de un millón de dólares. Una idea excelente… si existieran semejantes billetes.

– En Sydney, Australia, dos individuos armados con machetes irrumpieron en un bar y exigieron dinero a gritos, pero como no sabían que en ese instante había allí una reunión de motociclistas fornidos, uno terminó en el hospital y el otro atado de cabeza a pies con un cable eléctrico.

Haga que los policías se ganen su sueldo

Aprenda esta regla de oro: no revele nunca a dónde piensa ir.

– Luego de pasar un tiempo en la cárcel por posesión de objetos robados, James Wombles, de 37 años, fue puesto en libertad condicional. Una de las exigencias que debía cumplir este residente de Riverside, Ohio, era llevar en el tobillo un aro provisto de un localizador satelital, a fin de permitir a la policía vigilar sus movimientos.

En el transcurso de unas cuantas semanas, Wombles entró a robar a seis casas. Seguramente usted ya sabe cómo terminó esta historia: como los policías sabían en todo momento dónde estaba Wombles, sólo siguieron las señales del localizador y lo encontraron en su auto, donde había guardado el botín.

No se olvide: hay unos profesionales llamados abogados que ayudan a las personas que han sido detenidas. Si alguna vez lo detienen, consiga uno y deje que hable por usted.

– Cuando Ellis Cleveland fue detenido por la policía en Honolulu, Hawai, uno de los agentes le informó que era sospechoso de asaltar cuatro bancos. Según el informe policial, Cleveland respondió: “¿Cuatro? No fueron cuatro. Sólo asalté tres”.

Sea discreto sobre el golpe maestro

Hacerse publicidad es excelente para los actores novatos, pero los maleantes deben evitar los reflectores.

– Robert Echeverria, de 32 años, estafó a un restaurante Del Taco en Rialto, California, con un reclamo telefónico en el que se hizo pasar por un ejecutivo que acababa de recibir un pedido de comida echada a perder.

Quedó tan satisfecho con los 15 dólares en alimentos gratis que le dieron como compensación que, junto con dos amigos, filmó un cortometraje titulado Cómo estafar a un Del Taco y lo subió al sitio YouTube en Internet. La película se volvió tan popular, sobre todo entre los policías cibernautas que la vieron, que pronto arrestaron al supuesto ejecutivo.
No se olvide: trate de no llamar demasiado la atención.

– Varios residentes del norte de Alabama sospecharon que alguien pretendía estafarlos cuando recibieron llamados telefónicos con mensajes grabados que los invitaban a visitar un sitio web para “actualizar” datos de sus cuentas bancarias. ¿Cómo supieron que se trataba de un señuelo de estafadores electrónicos [phishers]? El identificador de llamadas de sus teléfonos decía: “Esto es una estafa”.

Tenga un plan para el golpe maestro

Si en los últimos años hemos aprendido algo es justo lo siguiente: sea cual sea el delito que pretenda cometer, tenga una estrategia de escape.

– Luego de recibir aviso, a las 3:30 de la madrugada, de que un individuo sospechoso estaba empujando la puerta de un pequeño local en Ossining, Nueva York, dos policías se trasladaron allí rápidamente, bajaron del patrullero y comenzaron a perseguir a Blake Leak, de 23 años.

Cuando, después de correr detrás de él varias cuadras, estaban a punto de alcanzarlo, tropezaron y fueron a dar al suelo, lo que el joven aprovechó para bajar por un terraplén y buscar refugio en el exterior de un edificio enorme. Para desgracia suya, ese lugar era muy conocido en la zona: la prisión de máxima seguridad Sing Sing, donde un guardia atrapó sin dificultad a Leak.

No se olvide: haga un plan concienzudo y sígalo hasta el final.

– El escocés Aron Morrison fue detenido por robar una botella de vodka en una licorería. No se necesitó la sagacidad de Sherlock Holmes para encontrarlo, ya que después de invitar a salir a la empleada, el ratero le dejó su nombre y número telefónico anotados en un papel.

Cuídese de los testigos

Los buenos delincuentes arreglan todo para que nadie se dé cuenta de sus fechorías.

– En 2007, un psicólogo alemán fue acusado de aprovecharse de tres de sus pacientes: tuvo relaciones sexuales con una de ellas, llamada Kathrin; convenció a otra, Finja, para que le comprara zapatos y camisas, y logró que la tercera, Leonie, limpiara su casa y le pagara unas vacaciones.

Todo esto salió a la luz cuando una cuarta paciente, Monika, tuvo sospechas del psicólogo y dio aviso a la policía. ¿Por qué decidió actuar y las otras tres no denunciaron nada? Porque las cuatro eran una sola persona: Kathrin, Finja y Leonie son las personalidades múltiples de Monika. Cuando ésta exigió al psicólogo discutir el asunto, él se negó a hacerlo, alegando que no podía violar la confidencialidad que les debía a todos sus pacientes, incluidos sus otros yo.

No se olvide: no deje pruebas incriminatorias en el lugar del delito.

– Un ladrón de Des Moines, Iowa, robó 115 dólares en un comercio, pero antes de huir dejó su abrigo en el mostrador. En un bolsillo llevaba su declaración de impuestos.

– Un local Target de Augusta, Georgia, accedió a que un cliente insatisfecho devolviera una impresora. Entonces el vendedor vio algo que el cliente había dejado en la máquina: billetes falsos.

– Luego de discutir con una mujer en una parada de ómnibus en Saint Paul, Minnesota, Justin John Boudin le dio un puñetazo en la cara. Un buen samaritano intentó defender a la mujer, y Boudin lo atacó con una carpeta, que cayó al suelo. No se agachó para recogerla, sino que se fue corriendo. Pero la policía lo encontró sin ningún problema: dentro de la carpeta estaba la tarea que le habían dejado a Boudin en su clase de control de la ira.

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