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A competir: curiosidades de los juegos Olímpicos

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¿Qué hace que un deporte sea o no digno de participar en una competición internacional? Hemos seleccionado algunos extravagantes deportes.

Los puristas desaprobaron la natación sincronizada cuando se le dio la bienvenida en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 1984. Pero hoy, conocida como natación artística, es una disciplina muy querida en los Juegos. Los países anfitriones de los Juegos Olímpicos pueden proponer nuevas disciplinas: entre las elegidas para los Juegos Olímpicos de Tokio se encontraban el surf y el skateboard. Los franceses han sugerido añadir el Parkour a los Juegos Olímpicos de París de 2024. Inventado en 1988 por el actor y coordinador de acrobacias francés David Belle, este arte consiste en correr, trepar, saltar, escalar y mantener el equilibrio alrededor de una pista de obstáculos urbanos. ¿Qué podrían elegir otras ciudades europeas como inusual disciplina autóctona si fueran los anfitriones de los Juegos Olímpicos? 

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ÁMSTERDAM, HOLANDA: Fierljeppen

“El FIERLJEPPEN es un deporte muy simple”, afirma Douwe Boersma de la Asociación Holandesa de Fierljeppen. “Básicamente, consiste en saltar el canal con una pértiga y gana el que salta más lejos”. Pero no es tan fácil como parece. Los competidores deben saltar sobre una pértiga desde el lado de un canal o un estanque y subir lo más alto posible para llegar a la otra orilla lo más lejos posible. Si lo consiguen, aterrizan sobre una plancha de arena al otro lado del agua. Si fallan, se llevan un buen chapuzón. El origen de este deporte nace en las zonas rurales de la Frisia Occidental, al norte de Ámsterdam, donde los agricultores desarrollaron la habilidad de fierljeppen (o “saltos lejanos”), usando un palo largo de madera, o polsstok, para atravesar los canales y arroyos. En 1767 se llevaron a cabo las primeras competiciones de fierljeppen, ganando el participante que recorría la distancia mayor. Hoy los saltadores utilizan pértigas de fibra de carbono de 8 a 13 metros de longitud. El récord mundial actual está en 22,21 metros para hombres y en 18,19 metros para mujeres. “Siempre que te sueltes en el momento adecuado y caigas, no es peligroso”, dice Kimberly Engelhard, una de las principales competidoras. “Pero tienes que prestar atención a lo que haces”. En algunos concursos, los competidores saltan dos o tres al mismo tiempo, llenando el cielo de holandeses voladores. 

BERLÍN, ALEMANIA: Ajedrez Boxeo

El ajedrez boxeo reúne contra todo pronóstico el juego intelectual por excelencia con el deporte más físico: el jaque mate con el fuera de combate. Apareció por primera vez como deporte imaginario en un cómic de 1992 Froid Equateur (“Frío Ecuador)”, del franco-yugoslavo Enki Bilal. En 2003, esto inspiró al artista de performance Iepe Rubingh, residente en Berlín, a organizar y competir en el primer combate real de ajedrez-boxeo. “En última instancia, buscamos el hombre o mujer más fuerte e inteligente del planeta”, explica Rubingh. El deporte ha ganado popularidad internacional y, en India, hasta un tercio son mujeres. Cada competición consta de seis rondas de ajedrez de cuatro minutos en las que se deben realizar movimientos cada diez segundos, alternando con cinco rondas de boxeo de tres minutos. El juego puede finalizar tanto con el jaque mate como con el fuera de combate, pero también si uno de los oponentes se queda sin tiempo de juego. Y si no sucede ninguna de estas dos cosas, gana el jugador que haya anotado más puntos de boxeo. Uno de los ajedrecistas boxeadores más conocidos es el británico Terry Marsh. El ex poseedor del título mundial de peso ligero de la FIB fue campeón de ajedrez junior de niño. “Realmente no sé al ciento por ciento si tuve antes un juego de ajedrez o un par de guantes de boxeo, ¡pero desde luego nunca los usé al mismo tiempo!”, bromea. Cuando descubrió el ajedrez-boxeo, se sintió intrigado. En junio de 2015, con 57 años, Marsh derrotó al entonces campeón de peso medio de la Asociación Mundial de Ajedrez Boxeo, Dymer Agasaryan. “Dymer tenía 23 años y era un tipo poderoso y musculoso”, recuerda Marsh. “Mi intención era fatigarlo para que cometiera errores en el tablero de ajedrez. Salí con algunas costillas rotas y me dolió mucho, pero logré vencer”.

BERNA, SUIZA: Hornussen

Si el Comité Olímpico Internacional (COI) quiere deportes más inusuales que llamen la atención y que sean un poco locos, el hornussen, que se juega en las zonas agrícolas de la Suiza de habla alemana, sería una idea perfecta. El primer partido de hornussen del que se tienen registros data de 1655, y así es como se juega. Los miembros de un equipo se turnan para golpear un disco de goma llamado nouss —abreviatura de hornuss— o avispón, apoyado en una rampa de lanzamiento llamada bock, con un bate similar a un palo de golf muy alargado y súper flexible con un cabezal parecido a un mazo de polo en su extremo. El disco, una vez lanzado al aire, se dirige a una velocidad de hasta 300 km/h hacia un campo llamado ries, a cien metros de distancia y de 180 metros de longitud, por lo que se necesita una pradera alpina para poder jugar. Cada uno de los miembros del equipo defensor alineado en filas empieza a agitar un schindel, especie de pala de madera mezcla de abanico del Antiguo Egipto y pala de pizzero. Su objetivo consiste en detener el disco y que no caiga al suelo, incluso lanzando sus schindels al aire para intentar interceptarlo. Los bateadores, por su parte, intentan darle al disco con fuerza para que llegue lo más lejos posible y caiga en el campo contrario sin que los defensores logren tocarlo. Al igual que en el béisbol, los equipos batean y defienden por turnos. Cada equipo batea dos veces. El equipo que puede golpear al noussen lo más lejos posible gana. “Empecé a jugar al hornussen cuando era pequeño”, dice Martin Schär, jugador del equipo de Wäseli. “La tradición se transmite de padres, abuelos o incluso bisabuelos.” Pero a pesar de su atractivo alpino, “algunos creen que originalmente fue un juego de guerra con el objetivo de golpear al enemigo”, cuenta Schär.

HELSINKI, FINLANDIA: Hobbyhorsing (Montar en caballito de juguete)

Un grupo de adolescentes marcha por las calles de Helsinki, en Finlandia. Por megafonía animan a la multitud mientras cantan: “¡Respeto a los jinetes de caballitos de juguete!”. Bienvenido al hobbyhorsing (montar en cabalitos de madera), una pasión para unas 10.000 jóvenes finlandesas, posiblemente muchas más. Un caballito de madera es un palo con la cabeza de caballo en la parte superior. Y el hobbyhorsing imita los deportes olímpicos convencionales de doma y salto, excepto que en este caso son competidores humanos, con un caballito de palo entre las piernas, los que tienen que realizar los movimientos y pasos o superar saltos sin golpear los obstáculos de madera o ladrillo. “Lo que más me gusta es la comunidad”, dice Elsa Salo, una de las estrellas de la revolución de los caballitos de juguete, un documental de televisión sobre el fenómeno. “Mis padres se divorciaron en 2006. No tengo muchos recuerdos entre 2006 y 2011. Todo lo que recuerdo son caballitos de juguete y mi amiga Roosa. También me gusta hacer caballitos y crearles diferentes personalidades, compartirlos con otros y contar historias sobre ellos a otros aficionados”. Durante la última década, los mejores jinetes de doma alemanes, vestidos con elegantes sombreros y fracs, se han hecho famosos por llevar un toque alegre a sus eventos representando “cuadrillas”, o ballets equinos con música, pero en caballitos de juguete en lugar de sus monturas habituales.

FLORENCIA, ITALIA: Calcio Storico Fiorentino (Fútbol histórico florentino)

Muchas regiones europeas tienen su forma tradicional de fútbol. El de Florencia se originó durante el Renacimiento en la Piazza Santa Croce de la ciudad, donde se juega cada año. Las reglas son simples. Dos equipos de 27 se alinean a ambos lados de un gran campo cuadrado, cubierto de arena. La pelota se puede llevar, lanzar y patear. Al igual que en el fútbol convencional, los equipos anotan al marcar gol a sus oponentes. Pero aquí se fomenta el juego sucio. A los jugadores, conocidos como calcianti, se les permite golpear, dar cabezazos, codazos y estrangular a los oponentes. No es de extrañar que el rey Enrique III de Francia, tras haber visto un partido en 1530, lo describiera como “demasiado poco para una guerra real y demasiado cruel para ser un juego”. “No es un juego para todo el mundo”, dice Alessio Falciani, quien compite por los Blues, uno de los cuatro equipos de Florencia. “Es duro, con lucha física. El calciante es visto por los florentinos como un luchador, un gladiador”.

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