Y si prefiere el 42, déjenos informarle que no está solo.
¡Uno para todos y todos para uno!, exclamarían con
gran valor los tres mosqueteros. Pero, ¿será verdad que el número uno es
tan popular? Por razones que nada tienen que ver con la literatura, el
académico Alex Bellos se propuso averiguar cuáles son las cifras favoritas de
la gente. En muy poco tiempo, su encuesta online recibió más
de 30.000 votos de los amantes de los números alrededor del mundo. Aunque son
muchas las razones que motivan a la gente, la mayoría elige su número favorito
basado en una fecha importante, una edad especial o con cualquier otro
significado positivo. En general, los números nones se prefieren sobre los
pares. Y, según Bellos, los que terminan en cero son, bueno, demasiado
perfectos para la mayoría. “Aunque hay quien dice 100, no se refiere al 100
como tal, sino a una cifra cercana”, afirmó Bellos a la revista Nautilus.
“¿Por qué concederle el estatus de favorito a algo tan vago?”. Las cifras a las
que se atribuye un significado más profundo también son populares. Por ejemplo,
el 42—la respuesta al sentido de la vida, el universo y todo lo demás de la Guía
del Viajero Intergaláctico— quedó en la posición 11. El ocho,
número hermoso y simétrico que se pronuncia “ba” en chino y que rima con el
caracter “fa-”, símbolo de prosperidad, alcanzó el tercer lugar. El número tres
se colocó en el segundo sitio, tal vez porque aparece reiteradamente en
elementos naturales y culturales: las hojas del trébol, los cerditos que huyen
de cierto lobo, los mosqueteros de la novela de Alexandre Dumas y los deseos
que concede un genio. Los números específicos que resuenan en el mundo de la
geometría también resultaron populares. Más de 400 personas votaron por el 3,14
(pi) y 103, por 1.618, también llamado número áureo o proporción divina en
matemáticas, una cifra común en la naturaleza y el diseño. Ahora bien, el
ganador indiscutible es el siete, que se llevó casi el 10 por ciento de todos
los votos.
¿Sorprendido? Si ha tenido la oportunidad de visitar un casino,
tal vez no le impresione. No obstante, el triunfo del siete confirma una
fascinación humana que ha existido por miles de años. Bellos señala que las
antiguas tablas babilónicas estaban plagadas de sietes. También hay siete
enanos, siete samuráis, siete pecados capitales y siete días de la semana.
Hasta Dios descansó al séptimo día. Pero para Bellos, todo esto es el efecto y
no la causa de nuestra obsesión con el siete. Según su teoría, el siete es un
rebelde sin causa que no respeta las reglas de nadie. Hace lo que quiere. “De
los números que podemos contar con las manos (es decir, del uno al diez), el
siete es el único que no acepta división ni multiplicación dentro de ese
intervalo”, apunta Bellos. El uno, el dos, el tres, el cuatro y el cinco se
pueden duplicar para hacer dos, cuatro, seis, ocho y diez. El nueve se puede
dividir entre tres. El siete es, pues, el único número entre el dos y el diez
que no es ni múltiplo ni factor de los otros. Esto es lo que distingue al
“siete de la suerte”. “Es único y solitario; es el extranjero. Y los humanos
interpretamos esta propiedad aritmética de manera cultural”, afirma Bellos.