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Las antiguas teorías «médicas»

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Extrañas teorías de los magos medievales para gozar de buena salud.

La supuesta influencia de las estrellas y los humores

En busca de respuesta a los misterios del cuerpo humano, de sus funciones y disfunciones, los magos medievales volvieron los ojos a las antiguas creencias. Una fuente de conocimientos fue la astrología, que atribuía a los cuerpos celestes una influencia sobre la vida de los individuos. En un manuscrito del siglo XIV preparado para un príncipe francés, el Duque de Berry, cada parte del cuerpo se relaciona con uno de los doce signos del zodiaco. En aquellos tiempos también se aceptaba plenamente la teoría de que la salud y el temperamento del hombre estaban gobernados por fluidos llamados «humores», tal como la estableció el médico griego Hipócrates. Si los cuatro humores: sangre, flemas, bilis negra y bilis amarilla estaban en equilibrio, la persona gozaba de cabal salud; de no ser así, surgía alguna enfermedad.

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El origen de las enfermedades, según pasan los años

En la antigüedad la gente estaba segura de que las enfermedades eran obra del demonio, de los brujos o de otros seres malignos. Hipócrates, el médico griego que vivió del año 460 al 370 a.C., fue el primero en aclarar que el origen de las enfermedades era terrenal y no sobrenatural e introdujo la idea de los «humores».

Durante cientos de años pocos pusieron en duda el concepto de Hipócrates, ni siquiera cuando Antón van Leeuwenhoek descubrió por primera vez los microbios en el siglo XVII. Tuvieron que pasar otros 200 años hasta que los trabajos de Louis Pasteur y otros científicos condujeran a la teoría de los gérmenes como agentes causales de las enfermedades infecciosas. Ahora todo estudiante de primaria sabe que las enfermedades infecciosas se deben a diversos tipos de microorganismos: bacterias, virus y hongos que invaden nuestro cuerpo.

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