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El secreto de la adherencia

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En la actualidad, la mayoría de los adhesivos son sintéticos.

Hasta hace un siglo, los pegamentos eran gomas extraídas de plantas o de cueros y huesos de animales. Tales materiales tardaban mucho en adherirse y no eran muy eficaces. Se usaban sobre todo para trabajos de carpintería. El pegamento fluía por los poros de la madera y al secarse mantenía unidas las piezas. En la actualidad, la mayoría de los pegamentos son sintéticos. Se secan rápidamente y tienen gran adherencia. Los de efecto más rápido son los instantáneos, que fijan en segundos. También hay resinas epóxicas, que se venden en forma de dos ingredientes, los que, después de mezclarse, se endurecen.

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Los pegamentos instantáneos son resinas acrílicas hechas con derivados del petróleo. Al entrar en contacto con un mínimo de humedad, sus pequeñas moléculas se unen y forman otras mayores; este proceso se llama polimerización. Un estabilizador ácido evita que el pegamento se polimerice dentro de su recipiente. Al aplicarse, una cantidad mínima de humedad supera la acción del estabilizador y la resina se polimeriza al instante. Esta reacción la desencadena la presencia de iones de agua. Esos iones están presentes en casi cualquier superficie expuesta al aire, ya que siempre tiene algo de humedad. Los pegamentos instantáneos se adhieren a la piel debido a la humedad de esta. En muchos casos las manos de las personas se quedan pegadas a todo tipo de objetos, desde cazas de té hasta manijas de puerta. Es posible liberarlas humedeciendo la parte pegada con agua tibia y desprendiéndola con suavidad.

La propiedad de adherirse a la piel no siempre es mala. En cirugía se han usado pegamentos instantáneos para cerrar heridas y detener hemorragias. 

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