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Cómo se elige a los controladores aéreos

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Concentración y serenidad son algunas de las cualidades que debe tener.

Controlar el tránsito aéreo es como jugar ajedrez en tres dimensiones, pero moviendo piezas que pueden explotar. Si uno es cuidadoso y mantiene la calma, nada saldrá mal: todos los movimientos están regulados y existen computadoras que ayudan a planearlos y predecir sus consecuencias; nada debe fallar, aunque a veces suceda.

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El 26 de noviembre de 1975, un controlador radicado en Cleveland, Ohio, acababa de relevar a un colega; apenas llevaba 55 segundos observando la pantalla de radar cuando se dio cuenta de que estaba a punto de producirse una tragedia.

Un DC10 de American Airlines, en vuelo desde Chicago con 194 personas a bordo, iba en ascenso hacia la posición de 37.000 pies de altura que se le había indicado. Mientras tanto, un jet de TWA cruzaba en dirección opuesta a 35.000 pies, con 114 pasajeros. El controlador se dio cuenta de que los dos aviones iban a chocar de frente, cerca de Detroit, y solo faltaban segundos.

Sin perder tiempo, llamó de inmediato al DC10: «AA 182, Cleveland, ¿cuál es su altitud?»

La respuesta fue: «Pasando por 34.7 (34.700 pies) en este momento. Podemos ver estrellas arriba de nosotros, pero aún estamos en zona de nubes.»

El controlador dijo: «AA 182, descienda inmediatamente a 33.0.»

El capitán Guy Eby, piloto del DC10, respondió a la orden instintivamente, empujando hacia adelante la palanca de mando. El avión bajó en picada, y los desprevenidos pasajeros sintieron náuseas por la brusca maniobra; las azafatas tropezaron por todos lados con los carritos de servicio al tambalearse de repente el piso.

Por un breve momento el capitán Eby alcanzó a ver el jet de TWA, cuando paso justo por arriba de ellos a una velocidad combinada de 1.600 km/h.

Los registros de vuelo mostraron más tarde que el DC10 había estado a menos de 14 m de la altitud del jet cuando efectuó el súbito descenso.

El incidente puso de relieve las cualidades que debe tener el controlador de tránsito aéreo ideal: concentración, serenidad, rapidez para decidir y seguridad para inspirar confianza inmediata en los pilotos.

Los aprendices de controlador deben tener algunas aptitudes básicas: buena vista, dicción clara, conocimiento de una disciplina científica y dominio del idioma inglés, que es la lengua oficial de las aerolíneas internacionales. En su entrenamiento, los futuros controladores aprenden información técnica sobre legislación aeronáutica, meteorología y teoría de la radio, además de los códigos necesarios para comunicarse con los pilotos.

Los aprendices estudian tanto en aulas como en simuladores, y efectúan prácticas en torres de control de aeropuertos. Después son enviados a un puerto aéreo específico para trabajar bajo supervisión y recibir entrenamiento adicional.

Una vez capacitados, los nuevos controladores están aptos para interpretar las señales que aparecen en la pantalla de radar. Un aeropuerto importante como el de Frankfurt, Alemania, atiende 805 vuelos diarios en promedio -uno cada 60 segundos en las horas pico-, y la pantalla de radar de un controlador puede mostrar hasta 24 imágenes al mismo tiempo, todas en movimiento, informando que hay pilotos en espera de instrucciones.

Pero ni la capacidad intelectual ni los conocimientos técnicos bastan para que un controlador desempeñe con eficacia su tarea todo el tiempo. En algunos aeropuertos la presión de trabajo es en ocasiones tan intensa, que algunos controladores han sufrido desmayos; es decir, el grado de responsabilidad causa en ellos demasiado estrés.

Es por esta razón que agencias nacionales de tránsito aéreo como la británica, que acepta cada año a más de 100 aspirantes al puesto de controlador en cursos de 18 meses, exija que los candidatos tengan «reacciones serenas, agudeza mental y rapidez». Ayudan también la dedicación y la disciplina. Suele ser una ocupación solitaria, que a veces obliga a trabajar de noche.

No es, pues, un trabajo divertido. Pero el reto y la responsabilidad de cumplir, así como los atractivos salarios en algunos casos, aseguran que no haya escasez de solicitantes.

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