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Semillas de lino: no creerá lo buenas que son

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A la linaza, o semilla de lino se la ha llamado superalimento, y con razón. Es asombroso cuán poderosas para la salud pueden ser estas semillas tan pequeñas.

Las semillas de lino se pueden considerar un aliado bien provisto contra el colesterol alto, las enfermedades cardíacas, los síntomas de la menopausia e incluso ciertas formas de cáncer. Resérvele un lugar permanente en su alacena.

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El lino es una de las plantas que se cultivan desde tiempos antiguos; los pueblos la han sembrado para obtener fibras, aceite y semillas desde hace más o menos 10.000 años. El uso medicinal fue consignado, hasta donde se sabe, por Hipócrates, el padre de la medicina, que usaba el lino para calmar el malestar intestinal. Los romanos recurrían a la linaza para aliviar la tos, los problemas del tracto urinario y la constipación. El aceite de linaza, un producto derivado, era un ingrediente muy conocido de los jarabes para la tos. Y el té de semillas de lino, con un poquito de limón y miel, se solía recomendar para la tos y el resfrío.

¿Cómo actúa el lino sobre nuestro organismo?

  • La linaza es una fuente de los fitoestrógenos llamados lignanos, que actúan en el organismo como una forma atenuada del estrógeno. Los lignanos bloquean los receptores de estrógenos de las células, es decir, pueden prevenir la absorción del estrógeno más fuerte, que produciría cáncer, y contribuyen a reducir la tasa de ciertos tipos de cáncer asociados a hormonas, como el de ovario y próstata.
  • Otros beneficios contra el cáncer pueden atribuirse a la capacidad de los lignanos de disminuir el factor de necrosis de los tumores, un compuesto proteico que interviene en los procesos inflamatorios. El lino es una fuente de ácido alfa-linoleico (ALA), un ácido graso esencial que el organismo usa para producir ácidos grasos omega-3. El ALA diluye la sangre y evita que se aglutine, reduciendo el riesgo de infarto y ataque cerebral. Estas semillas disminuyen el colesterol, gracias a sus reservas de fibra soluble: una cucharada de linaza molida espolvoreada sobre cereales o yogur aporta 2,3 gramos de fibra. La potencia antiinflamatoria del lino también ayuda a mantener alejados algunos problemas, desde el acné hasta el asma.
  • Según un estudio de 2009 publicado en el American Journal of Clinical Nutrition, las mujeres postmenopáusicas y las personas con colesterol alto podrían bajar sus niveles de colesterol incorporando semillas de lino en sus dietas.

Para comprar:

Para incorporar la linaza a su dieta, cómprela suelta en tiendas naturistas, y consérvela en la alacena en un recipiente hermético. Con un molinillo de café, triture la cantidad que usará día por día, porque las semillas molidas son más perecederas. Si muele una cantidad excesiva, conserve el sobrante en la heladera, en una bolsa plástica, y consúmalas lo antes posible.

Aceite de linaza

Así como las aceitunas son diferentes del aceite de oliva, la semilla de lino es distinta del aceite de linaza. En particular, el aceite no contiene los lignanos que serían tan útiles contra el cáncer. Compre el aceite de linaza en dietéticas. El mejor es el elaborado con las semillas prensadas frescas, envasado en botellas oscuras y procesado a bajas temperaturas. Es muy perecedero y necesita frío. No lo utilice para cocinar; úselo crudo como aliño para ensaladas o verduras, o como ingrediente en licuados y otras recetas que no requieren cocción.

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