El "vino agrio" es la perdición de las bacterias, el enemigo de los hongos, la solución para picaduras de medusas y el calmante para quemaduras de sol.
En los últimos 5.000 años el vinagre le ha hecho frente a todo: dolor de cabeza y músculos cansados, asentar el estómago, controlar una otitis, dejar el cabello brillante y suavizar la piel. Dicen que, mezclado con miel y agua tibia, puede suprimir los calambres en las piernas. Otros usan el vinagre para secar y curar aftas. Todavía mejor, es un “limpiador verde” antiséptico, que deja el vidrio tan reluciente como los caros productos limpiavidrios.
El vinagre se puede preparar a partir de un sinnúmero de plantas, pero todos los vinagres tienen algo en común. Es muy ácido, gracias a la alta concentración de ácido acético, que se forma cuando se presentan bacterias en un líquido fermentado. El ácido acético mata las bacterias y los hongos y es el ingrediente activo de algunos medicamentos para curar infecciones de oídos.