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13 mitos sobre tu alimentación

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Tips y consejos nutricionales para tener en cuenta a la hora de organizar tu dieta.

Derribar los mitos (II)

¿Las carnes rojas son nocivas? ¿El azúcar causa diabetes? ¿El huevo eleva el colesterol?
Debido a la gran cantidad de mitos que aún existen sobre nuestra alimentación, me pareció conveniente echar luz sobre algunos otros, tal como hicimos en la edición pasada.

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Mito: la carne roja es perjudicial para la salud

FALSO: Al igual que todos los alimentos, la carne debe consumirse con moderación. Además de ser fuente de proteínas de excelente calidad, las rojas aportan hierro de fácil absorción y vitaminas indispensables para la salud como la B12. Son preferibles los cortes magros. La mejor opción para equilibrar la rotación de carnes es: vacuna, tres veces por semana; pescados grasos, dos veces; pollo y cerdo magro, una vez cada uno.

Mito: el azúcar moreno es mejor que el refinado

FALSO. El azúcar negro es el mismo que el refinado con agregado de melaza, un líquido residual del azúcar de caña. Es cierto que el moreno contiene una cantidad extra de minerales, pero si no se la consume en gran cantidad todos los días, la diferencia entre los minerales aportados es insignificante.

Mito: el alcohol es malo para la salud

FALSO. Una vez más, la clave está en la moderación. Se recomienda consumir como máximo un trago para las mujeres y dos para los hombres por día. Se considera un trago a: una lata de cerveza, una medida de whisky o una copa de vino. El alcohol está contraindicado durante el embarazo y en personas con enfermedades hepáticas.

Mito: las comidas rápidas son poco saludables y no deben consumirse cuando se está en tratamiento para bajar de peso

FALSO. Algo de conocimiento sobre el tema basta para incluirlas de manera ocasional en nuestra dieta. En primer lugar, evite los combos súper grandes o compártalos y beba gaseosa baja en calorías. Son aconsejables las ensaladas, los sándwiches grillados de pollo o de pescado, o una hamburguesa pequeña sin el agregado de queso. Tenga en cuenta que todos los alimentos fritos son ricos en grasas y calorías.

Mito: los huevos de color son más nutritivos que los blancos

FALSO. Pese esta creencia popular, el color de la cáscara no guarda ningún tipo de relación con el contenido nutricional, la calidad o su finalidad en la cocina. El color solo depende de la raza de las gallinas.

Mito: se deben evitar el huevo y los mariscos para reducir el nivel de colesterol en sangre

FALSO. De hecho, el colesterol presente en los mariscos y en el huevo no aumenta los niveles del colesterol sanguíneo; en realidad las responsables del incremento son las grasas saturadas (que se encuentran en las carnes grasas, fiambres y lácteos enteros) y las trans (presentes en alimentos elaborados con aceites vegetales hidrogenados como las masas comerciales de tartas, las galletitas y algunas golosinas). Consumir hasta cuatro huevos por semana no eleva el nivel de colesterol sanguíneo.

Mito: durante el embarazo, la madre debe comer por los dos

FALSO. Décadas atrás se consideraba que la mujer embarazada debía comer por ella y por el hijo por nacer. Sin embargo, en la actualidad se sabe que esa “verdad” genera un aumento excesivo de peso para ambos. De hecho, durante el embarazo, solamente se debe agregar, por día, unas 100 calorías extra durante el primer trimestre, y 300 calorías en el segundo y tercer trimestres. En los nueve meses de gestación, el aumento de peso de la madre se debería situar entre los 9 a 12 kilos.

Mito: para formar masa muscular se necesita consumir cantidades extra de proteínas

FALSO. Consumir cantidades extra de proteínas no aumenta la masa muscular, salvo que se realicen ejercicios de pesas al mismo tiempo. El consumo excesivo de proteínas provoca que el organismo tenga que trabajar más para deshacerse de las mismas, y esto puede alterar sus funciones. Las proteínas son la materia prima del músculo, pero además es necesario agregar hidratos de carbono a la dieta para ayudar a formar esos músculos.

Mito: el azúcar causa diabetes

FALSO. Es probablemente uno de los mitos de mayor creencia. Antes se suponía que el consumo excesivo de azúcares tenía como consecuencia esta enfermedad, pero en la actualidad se sabe que además del componente hereditario que tiene la diabetes, el sobrepeso, el exceso de grasa alojado en la zona abdominal y el sedentarismo son factores de riesgo para padecer diabetes. Si la enfermedad ya está desarrollada, entonces sí se debe cuidar y seleccionar adecuadamente el contenido de azúcar de los alimentos.

Mito: las personas con síndrome de colon irritable no deben consumir fibra

FALSO. Existen dos tipos de fibra: soluble e insoluble. Ésta última, al no poder ser digerida por el intestino, puede provocar gases e hinchazón abdominal y está contraindicada para quienes padecen esta afección. La soluble, en cambio, al ser más suave y al tener la capacidad de retener líquidos, ayuda a evitar la constipación.

Mito: los productos naturales o de hierbas para bajar de peso son seguros y efectivos

FALSO. No todos los productos para bajar de peso que dicen ser naturales o compuestos por hierbas son seguros. En muchas ocasiones, estos productos no poseen ningún tipo de control. Existen evidencias de que aquellos productos que contienen efedra, una hierba que supuestamente ayuda a bajar de peso, han causado serios problemas de salud.

Mito: los lácteos son ricos en grasas, por lo tanto, son poco saludables

FALSO. Los lácteos parcialmente o totalmente descremados son muy nutritivos ya que aportan proteínas de excelente calidad, calcio, vitaminas A y D, y no contienen grasas saturadas que son poco saludables.

Mito: ser vegetariano asegura un descenso de peso

FALSO. Aunque varias investigaciones han demostrado que, en general, la gente que sigue un plan de alimentación vegetariano consume menos calorías y grasa. Elegir una dieta vegetariana baja en grasa ayuda al mantenimiento de un peso saludable, pero ¡hay que tener cuidado! ya que quienes prefieren este tipo de dieta pueden hacer elecciones poco saludables que colaboran al aumento de peso como comer grandes cantidades de alimentos ricos en grasas o calorías con pobre valor nutricional como gaseosas o golosinas. Estas dietas deben planearse de manera adecuada para poder satisfacer las demandas del organismo, en especial, de hierro, calcio, vitamina D, B12, zinc y proteínas.
En fin, más mitos han sido derribados, aunque seguramente aparezcan nuevos en el futuro.

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