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¿Por qué las embarazadas tienen antojos de comidas raras?

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Culpe a las hormonas del embarazo: es
probable que los antojos sean el resultado de cambios que alteren tus gustos. 

¿Comenzó a odiar alimentos que antes amaba? 

Cuando una mujer está embarazada, es normal que ocurran estas cosasAlgunos científicos sociales adhieren a la noción de que los
antojos “están en la cabeza de las embarazadas”, pero los nutricionistas y los
expertos en medicina consultados disienten con esa afirmación. 
Los antojos de comidas son frecuentes en todo el mundo: encontramos miles de estudios que registraron antojos entre el 50% y más del 90% de las mujeres embarazadas (la mayoría de los estudios arroja un porcentaje de entre el 65% y el 75%). Es probable que los antojos sean el resultado de cambios hormonales que alteran la percepción gustativa. Un argumento a favor de que las hormonas sean la causa de estos cambios es que las mujeres también suelen tener antojos (y aversiones) por la comida durante la menopausia, otro periodo en que las hormonas se alborotan y cambian.

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Un cambio en los sabores

Janet Pope, profesora
adjunta de la cátedra de Nutrición y Dietética de la Universidad Tecnológica de
Luisiana, contó que las mujeres embarazadas perciben los sabores de forma
diferente.
Por eso es que prueban distintas comidas o combinaciones de comidas
para encontrar alimentos que las satisfagan. Además, existe el hecho
incuestionable de que el pequeño feto consume parte de la nutrición de la madre. “Ahora comés por dos”, dice la voz popular. Sin embargo, la mayoría de
los nutricionistas sostiene que la mujer media necesita consumir por día sólo
300 kilocalorías extras de una dieta equilibrada para compensar la otra vida
que lleva en su vientre. Es lógico suponer que el feto consume los nutrientes
de forma irregular, lo que explicaría el motivo de los extraños antojos o
aversiones. Las etíopes creen que las repentinas aversiones a los alimentos
básicos diarios se fundan en el rechazo que los bebés sienten hacia ellos. Pero
los biólogos y los nutricionistas todavía no pueden dar cuenta de lo
imprevisible de las preferencias alimenticias durante el embarazo. Algunos
antojos se explican con facilidad sobre una base estrictamente nutricional. Por
ejemplo, una mujer que tiene antojo de comer aceitunas o pepinillos en vinagre
puede tener los niveles de sodio bajos. Una nueva adepta a la mantequilla de
maní quizás esté necesitando una cantidad extra de proteínas, grasas o vitamina
B. De cualquier manera, el sodio se obtiene de las galletitas de agua, y las
proteínas, las grasas y la vitamina B están presentes en el pescado o en la
carne. Los estudios interculturales indican que la mayoría de las madres tiene antojos
de comer alimentos nutritivos que no forman parte de su dieta diaria.
En
Occidente, muchas embarazadas dejan de comer carne; donde la carne es preciada
y escasa, este alimento se convierte en uno de los antojos más comunes.

¿Y qué hay de las elecciones «marcadas» por las náuseas?

También, los
antojos inusuales pueden deberse al intento de encontrar nuevas combinaciones
de alimentos para
evitar algunos de los síntomas del embarazo, como las náuseas
mañaneras
. Casi la misma cantidad de mujeres experimenta aversión a la comida o
ansias por comer ciertos alimentos, en general, bebidas y comidas que
disfrutaban antes del embarazo. Una teoría cree que la aversión es una forma
que tiene la naturaleza para asegurar que el feto reciba la nutrición necesaria
por medio de la diversificación de la dieta materna. Ello explicaría por qué en
los países en vías de desarrollo las mujeres pobres suelen experimentar
aversión hacia los alimentos básicos: las dietas normales contienen demasiados
cereales y almidones y pocas proteínas y grasas. Otras teorías afirman que la
aversión a los alimentos es una manera de salvaguardar al feto, al provocar que
algunas sustancias peligrosas tengan sabor desagradable para las madres. A
algunas mujeres que fuman un cigarrillo detrás de otro, que
toman mucho alcoholo mucho café les resulta muy fácil dejar atrás sus vicios cuando están
embarazadas. Podrán argüir que el cambio de hábitos se debe a un acto de
altruismo, pero los estudios indican que estos vicios forman parte de las
aversiones más comunes, incluso antes de conocer el daño potencial que pueden
causarle al bebé. Asimismo, muchas mujeres sienten náuseas con sólo pensar en
comer carne cruda, sushi o quesos blandos, alimentos cuyo consumo no representa
un riesgo, pero que si no se preparan en forma adecuada, son peligrosos para la
salud.

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