Inicio Salud Alimentación Manteca y margarina

Manteca y margarina

1061
0

Donde en algún tiempo reinó la manteca, hay ahora una amplia gama de margarinas y otros tipos de productos untables, por cuestiones de salud. 

Los hábitos alimentarios han cambiado en las últimas décadas, y esto es muy evidente en las góndolas de productos lácteos en el supermercado. Donde en algún tiempo reinó la manteca, hay ahora una amplia gama de margarinas y otros tipos de productos untables, por cuestiones de salud. Mucha gente usa margarina en lugar de manteca porque cree que es más sana. Aunque la mayoría está de acuerdo en que la manteca tiene mejor sabor, saben que la grasa que contiene es mayormente saturada, y este tipo de grasas aumentan el colesterol más que las otras. Entonces, ¿la margarina es más sana que la manteca?

Publicidad

Beneficios de la margarina para la salud

  • Mejoran el sabor, la humedad y la textura de los alimentos hechos al horno.
  • Son una buena fuente de vitaminas A y D.
  • La margarina hecha con aceite poliinsaturado contiene ácidos grasos esenciales y vitamina E.
  • Algunas margarinas contienen aditivos de esteroles y estanoles, que pueden reducir el colesterol.

Muchos nutricionistas afirman que la manteca es mejor, siempre que se coma con moderación. La manteca es un producto más natural que la margarina, que tiene muchos colorantes y otros aditivos. Ambas suelen tener el mismo contenido de grasa total y brindan la misma cantidad de energía (típicamente, 81 por ciento de grasa y 740 kcal por 100 g), pero algunos fabricantes de margarina han disminuido la grasa a 71 por ciento y 635 kcal por 100 g. Por ley, la margarina debe estar fortificada con vitaminas A y D, que se encuentran en la manteca. 

Cómo elegir la margarina

En la elaboración de la margarina, los aceites líquidos se convierten en un sólido por un proceso llamado “hidrogenación”. Al endurecerse, los aceites cambian su estructura química y convierten algunos de los ácidos grasos insaturados en grasas trans: una forma mucho menos sana. Según indican las investigaciones, estas grasas aumentan el colesterol y el riesgo de enfermedades coronarias. Elegí margarinas mono o poliinsaturadas hechas de aceites de girasol, oliva y maíz. Evitá los productos que tienen grasas hidrogenadas o trans. Las margarinas con esteroles vegetales agregados pueden reducir el colesterol y se consiguen fácilmente. Los científicos afirman que, por su parecido químico con el colesterol, estos compuestos compiten con él para su absorción en el torrente sanguíneo desde el intestino. Esto afecta la captación de colesterol proveniente de la dieta y también disminuye la cantidad de este que llega a la sangre a partir de la síntesis de colesterol en el hígado. El colesterol se elabora en el hígado a partir de grasas saturadas. Se necesita una cierta cantidad en la sangre para estar vivo y sano. Solo cuando hay demasiado se convierte en un problema. La mayor parte del colesterol llega al torrente sanguíneo de forma indirecta. Primero se secreta al intestino a través de la bilis, y ahí juega un papel importante en la absorción de grasa; luego es absorbido por la sangre. Los esteroles vegetales bloquean esta absorción. Una o dos cucharadas de margarina con esteroles por día ofrecen el beneficio de reducir el colesterol. 

Una cuestión de calorías

Tanto la manteca como la margarina son muy calóricas. Las variedades normales tienen casi la misma cantidad de calorías. Las dos contienen entre un 16 y un 20 por ciento de agua. Como su contenido calórico se reduce al agregar más agua o aire, quien quiera limitar la ingesta de grasas debe elegir las variedades reducidas en ellas.

DESVENTAJAS

  • Tienen muchas calorías, provenientes de grasas, lo que aumenta el riesgo de obesidad, cáncer y otras enfermedades.
  • La manteca tiene muchas grasas saturadas, que incrementan el riesgo de cardiopatías.
  • La margarina hecha con aceite hidrogenado puede contener grasas trans, que bajan el colesterol bueno y aumentan el colesterol malo.
  • Las grasas poliinsaturadas en la margarina se relacionan con un incremento del riesgo de asma en los niños.
Artículo anteriorEl niño de la bicicleta
Artículo siguienteLas mimadas del otoño: ¡bienvenidas mandarinas!