El asesino sostenía un cuchillo en el cuello de su hija. Pero él luchó para salvarla.
El 29 de julio de 2007, Shea, nuestra hija de 15 años, volvió de casa de un amigo poco antes de medianoche. Kevin, mi esposo, dormía, pero yo estaba despierta. Shea aún no tenía ganas de irse a la cama. Cuando se dirigió a la sala de estar a ver un poco de televisión, se dio cuenta de que su hermano mayor no estaba en casa. Supuso que llegaría pronto, así que abrió la puerta trasera por si él había olvidado su llave. No sabía que Ryan pasaría la noche en casa de un amigo.
Alrededor de las 3:40 a.m., un intruso enmascarado entró en nuestra casa por la cocina. Se deslizó frente a nuestro dormitorio parcialmente abierto, ignorando a Kevin y a mí y al dinero a plena vista sobre nuestra mesa de noche. En cambio, entró en la habitación de invitados y cerró la puerta; el zumbido del aire acondicionado amortiguaba cualquier sonido.
Se inclinó sobre nuestra hija y le puso una mano enguantada con firmeza sobre la nariz y la boca. En la otra mano llevaba un gran cuchillo de caza.
Shea despertó al instante, pero estaba desorientada. Su primer pensamiento fue que su hermano estaba bromeando pero, aun en la oscuridad, podía ver que ese cuerpo voluminoso no era el de Ryan. Sintió que algo afilado le presionaba el cuello y, cuando sus ojos se adaptaron, pudo ver que el hombre llevaba una máscara.
“Si haces algún ruido, te mato”, dijo con un fuerte acento del sur.
Shea quería gritar, pero no podía. La mano del hombre era tan grande que le cubría casi toda la cara. Kevin y yo oímos gemidos a través la pared, entonces decidimos ir a ver a nuestra hija. Cuando Kevin abrió la puerta del cuarto de invitados, entramos en una verdadera pesadilla. “¡Oiga!” Kevin le gritó a la figura corpulenta. “¿Qué hace?”. Sorprendido, el intruso se volvió hacia nosotros y rozó el hombro de Shea con la navaja. No hay palabras para describir mi terror absoluto. A pesar de ser alrededor de 36 kilos más ligero que el otro hombre, Kevin lo tomó de las muñecas, lo hizo girar lejos de Shea, lo arrojó sobre la cama gemela y se le subió a la espalda. “¡Agarra el cuchillo!”, me gritó.
Traté de agarrarlo pero me corté las palmas. Shea alcanzó su teléfono celular y llamó al 911. Parecía casi histérica al principio pero pronto recuperó la compostura; le dijo a la operadora dónde estaba y lo que ocurría. Debido a que llamaba desde un teléfono celular en lugar de una línea fija, la llamada había llegado a la policía estatal y tuvo que ser transferida al departamento de nuestra localidad, Chelmsford, Massachusetts.
Durante la pausa, Shea pensó que se había desconectado y colgó. Por fortuna, la operadora transmitió la información y, para las 3:58 a.m., el oficial Robert Murphy estaba en camino. Shea estaba a punto de llamar al 911 de nuevo cuando el intruso logró ponerse de pie, con Kevin colgado de la espalda.
Fue el momento más aterrador de mi vida. Estaba segura de que iba a matarnos a los tres.
Pero Kevin aguantó y pudo rodear con un brazo el cuello del hombre y sacudirlo mientras caían hacia atrás. Se estrellaron contra la pared entre la cama de Shea y el armario; el intruso cayó en el regazo de Kevin, incapaz de moverse.
“¿Quién eres?” le pregunté al intruso mientras trataba de recoger el cuchillo.
“Nadie. Sólo dejen que me vaya”.
“No irás a ningún lado”, le dijo Kevin con firmeza.
El oficial Murphy había venido solo pero, con un posible homicidio en curso, no estaba dispuesto a esperar refuerzos. “¡Si se mueve le vuelo la cabeza!” gritó Murphy al entrar al cuarto. Me sentí aliviada por completo. Pronto llegaron más agentes. Cuando revisaron al sospechoso, los oficiales quedaron asombrados de lo que encontraron: dos cuchillos de caza de 38 centímetros, una navaja pequeña con una cuchilla retráctil, un metro de alambre de acero y una estrella china para lanzar.
Durante el registro, la policía estableció que el agresor de Shea era un camionero llamado Adam Leroy Lane. Tenía 42 años de edad, vivía en Carolina del Norte, estaba casado y tenía hijos. En su camioneta había un ejemplar del DVD llamado Hunting Humans (Cacería de humanos). La policía sospechó que este no era su primer delito y se puso en contacto con el FBI.
Un mes después, Lane confesó el asesinato brutal de Monica Massaro, de 38 años, en su casa de Bloomsbury, Nueva Jersey, menos de 24 horas antes del ataque contra Shea. Pronto se convirtió en el principal sospechoso del asesinato de Darlene Ewalt de 42 años, cometido el 13 de julio, en Pennsylvania, muerta de un navajazo en la garganta mientras hablaba por teléfono en su patio trasero a las 2 a.m. También se sospecha de Lane por el casi fatal apuñalamiento de Patricia Brooks, de 37 años, de Conewago Township, Pennsylvania, que fue atacada en su casa el 17 de julio. Ella había sobrevivido haciéndose pasar por muerta.
El 12 de septiembre de 2007, el día después de que Shea cumpliera 16 años, Adam Leroy Lane fue procesado en el Tribunal Superior de Middlesex en Lowell, Massachusetts, por atacarla. Kevin, Shea, y yo miramos cuando Lane fue llevado fuera, esposado, en un traje naranja de prisión. Había perdido mucho peso y parecía indolente en extremo, casi como drogado.
Me pareció que intentaba obtener compasión. Lane se declaró inocente de diez cargos criminales, incluyendo allanamiento de morada y asalto con intento de asesinato. A pesar de que es un procedimiento jurídico común que los acusados se declaren inocentes en esta etapa, fue increíble escuchar esas palabras pronunciadas por un hombre que había sido capturado sosteniendo un cuchillo contra la garganta de nuestra hija. Shea se estremeció al oír la voz de Lane. Yo la abracé. Escuchamos a su abogado solicitar la libertad bajo fianza. Si Lane pagaba fianza en Massachusetts, sería entregado a las autoridades de Nueva Jersey para enfrentar cargos por el asesinato de Massaro.
Al acercarse la navidad, sentimos que ya habíamos recibido nuestros regalos. Dos semanas antes, el 11 de diciembre, Lane había sido condenado, en un acuerdo judicial, de 25 a 30 años por el ataque a nuestro hogar e iría después a juicio en Nueva Jersey.
Así terminó nuestro compromiso personal con el sistema de justicia penal. Sin embargo, el dolor que sufrimos, tanto el nuestro como el de los familiares y amigos de otras víctimas de Lane, nos desafiaba. Me di cuenta de que estaríamos para siempre vinculados por esta tragedia, y rogué que con el tiempo todos terminemos por hallar paz en nuestros corazones.
Seis meses después del ataque, los efectos persistentes del miedo y la ansiedad volvieron a asomar su horrible cabeza. Una noche de febrero, después de ir a una fiesta donde bebio alcohol, Shea llegó a casa mostrando un comportamiento errático y maníaco; entonces le hizo un comentario ligero a su novio, amenazando con suicidarse. Fue terrible y desgarrador.
Al disiparse los efectos de alcohol, también se disipó la idea de hacerse daño, pero yo me quedé despierta toda la noche con ella, observándola para asegurarme de que estuviera bien. Me invadió la culpa, me sentía responsable por no haber previsto esta reacción. Ella era tan importante, para nosotros que me preocupaba que tal vez no se lo hubiéramos dejado bastante claro. Pensé que si sabía lo mucho que significaba para toda la familia, nunca hubiera considerado hacerse daño.
A la mañana siguiente, me puse en contacto con su terapeuta y dispuse que viera a Shea lo más pronto posible. Mi hija no creía que esto fuera necesario. Yo sólo esperaba que ella acabara por darse cuenta de que eso significaba lo mejor para ella. Llegó la primavera y aún teníamos dificultades como familia. Parecía que cada paso hacia delante era seguido por otro hacia atrás. Shea y Ryan siempre habían sido buenos estudiantes, pero en ese momento ambos estaban pasando por serias dificultades en la escuela. Shea sufría de falta de concentración y le costaba dormir. Su escuela le redujo la carga académica; esto ayudó, pero las cosas seguían siendo complicadas. En casa, Shea estaba rodeada de las personas que entendían lo que le había pasado. En el colegio, en cambio, ella trataba de adecuarse a la situación; yo podía imaginarme lo que sentía Shea todos los días. ¿Quién podía culparla de haber perdido la motivación?
Shea continuó visitando al terapeuta, quien le sugirió que también consultara a un psiquiatra que podría recetarle una dosis baja de antidepresivos y ansiolíticos. Kevin y yo acordamos que consideraríamos este método de tratamiento sólo si veíamos una disminución drástica en el bienestar mental de Shea. La observábamos de cerca y, por suerte, empezó a progresar.
En octubre de 2008, Lane fue condenado a 50 años de prisión por el asesinato de Monica Massaro, que deberá cumplir a continuación de la condena previa de 25 a 30 años por el ataque a Shea. Como parte de un acuerdo con el fiscal, renunció a su derecho de apelación. En junio de 2010 fue condenado a cadena perpetua por el asesinato de Darlene Ewalt y recibió además otros 10 a 20 años por el intento de homicidio de otra de sus víctimas, Patricia Brooks.
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qué historia y qué drama vivió esta gente...

Buena historia, en estos tiempos debemos tener mucho cuidado y no dejar puertas abiertas es muy peligroso

Muy buena historia la lei en la revista que me llego hoy

Muy cruda la nota,lamentablemente no es mas cruda que la diaria realidad de nuestro pais.

Que bueno que hayan dado una condena que asegure a la Flia. que no volverían a ver a semejante monstruo. Aunque las secuelas que eso dejó a Shea no fueron poca cosa. Ojalá sucediera lo mismo en nuestro país con delicuentes similares.

Qué nota terrible!!!! poobre gente!!! Por suerte esa lacra fue sentenciado, aunque auién le quita los miedos a esa jóven??

terrible, làstima que no mataron ha esta bestia, lo ùnico que merece es la muerte asi nunca mas podrìa hacer sufrir a otra persona!

QUE TERRIBLE, MENOS MAL QUE SE PUDIERON SOBRE PONER Y SALVARSE.

Y pensar que aqui los asesinos y violadores andan sueltos. Que bueno que nos salieron lastimados y que lograron recuperarse después de tan terrible hecho!

Me alegro que después de toda la tragedia lo hayan condenado y ellos estén bien.

merece la muerte!! pero esta bueno que lo condenen..

Hola amigos espero que no salga con el 2x1

eso es tener justicia no como en Argentina que todos los delicuentes andan sueltos y nosotros el pueblo vive entre rejas,custodiados con alarmas,paredones para qué? si ellos andan muy sueltos drogadictos menores o mayores,violadores,delicuentes,asesinatos y nadie hace nada por nuestra Argentina y po

Siempre en estos casos es muy importante el apoyo familiar, el Amor de una familia todo lo puede. Fuerza

TERRIBLE!!!!! UNA HIENA COMO ESA MERECE LA PENA DE MUERTE!!

es muy traumatico vivir una situación así muy difícil superarla, mas si no tienes a tu familia junto a ti, siempre se necesita de apoyo familiar y de un terapeuta

Qué experiencia terrible y qué agallas el enfrentar a esa "persona". Sólo un ser querido tiene esa fuerza para no amedrentarse ante el peligro que corría su hija. La condena es sólo algo más porque varias personas no existen más. Sí vendría bien esa metodología en nuestro país. Entran y salen los

el amor pudo mas

Cada l0c0 que hay en la sociedad de ahora! nada más entran a tu casa a querer matarte por locura..

Me doy cuenta que algo importante es tratado casi de manera tangencial: "Pensé que si sabía lo mucho que significaba para toda la familia, nunca hubiera considerado hacerse daño." Esta realidad es a veces ignorada por nuestros seres más queridos. Que cada día les demos una palabra de cariño, un

Linda nota

que terribleexperiencia,y que frialdad alenfrentar la situacion...conmivedor!!!!

La había leído en la revista y aprovecho para comentar lo bueno que es vivir en un lugar donde lo podes hacer en paz y no sentirte un delincuente vos, como te hacen sentir acá.

vaya cabeza fría...

nota muy dura.

Nota muy conmovedora y dura.

Que historia fuerte!!

una historia de vida que no borrarán jamas de sus mentes

La nota estremece ,pero la justicia gracias a dios es justicia ,

la verdad no puedo creer que haya gente que se dedique a editar estas cosas: Hunting Humans (Cacería de humanos), es verdaderamente escalofriante saber que esa gente vive en nuestro mismo mundo...

muy buena nota

Una situación inolvidable para esta familia.

Hoy en día muchas familias argentinas se encuentran expuestas a tales horrores, gracias a la poca seguridad, y las leyes livianas(donde un condenado puede salir al exterior antes de cumplir su condena), y tantos beneficios que se les dan a los presos en nombre de los "derechos humanos", derechos que

Hola!... realmente un testimonio estremecedor!.. me parece, que en cualquier estado de derecho donde no se garantice la seguridad de sus habitantes, estamos expuestos quizas en demasia, a hechos de este tipo, agravados por el uso de alcohol, drogas y estados siquicos..

Hay actitudes de extraños / y no tanto, que no sepueden predecir, no se puede decir yo haría tal o cual cosa, hay que estar en el lugar de la persona sin saber cómo actuará el agresor. En Argentina vivimos con el corazón en la boca, como dice marycyta, sobre todo al llegar a nuestra casa o guardar u

Que historia fuerte!!

Tremenda historia, con un desenlace igualmente tremendo.

Impactante

Que situación, pensar que esto pasa también en la Argentina, que admirable el valor del padre que pudo contra el malhechor y que rápida la actuación de la policía. No pasa así en nuestro país, al menos en mi pueblo.

Cuánta violencia.

Por dios cuànta violencia

UN SICOPATA ...........

Que historia estremecedora!!!!!!!!!!!! cuanta violencia!!

Que terrible

Cuanta violencia, eso y con el uso y abuso de estupefacientes hacen sentirnos inseguros y vulnerables...que historia!!!

Que mal momento

Qué historia, pobre familia!!! menos mal que el tipo está donde debe estar

hay que estar en ese momento!!! menos mal que todo termino bien

muy buena

m