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¿Por qué hay personas adictas al té o al café?

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La cafeína puede causar diversos efectos, como por ejemplo, la dependencia a ella.

Ambos tienen sabores definidos que muchas personas encuentran de su agrado; pero no sólo es su sabor lo que determina la dependencia de algunas personas que lo toman desde las primeras horas de la mañana hasta muy noche. Quienes ingieren mucho té o café buscan ese estado de alerta o la claridad de pensamiento que experimentan después de ingerir una taza de cualquiera de ambas bebidas. Esas propiedades «que despiertan» pueden crear dependencia.

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La sustancia que estimula el sistema nervioso es la cafeína, que también se encuentra en las vainas de cacao, usadas para elaborar chocolate y en las nueces de cola, empleadas para preparar bebidas de cola. Algunas bebidas, al igual que algunos medicamentos, tienen cafeína. El té contiene pequeñas cantidades de una sustancia estimulante parecida y más potente: la teofilina.
En exceso, la cafeína puede causar irritabilidad, nerviosismo, frecuencia cardiaca irregular, dolor de cabeza, insomnio y otros efectos secundarios desagradables; sin embargo, no se ha determinado que esté relacionada con varios tipos de cáncer.

Cuando la cafeína es absorbida por el torrente sanguíneo, puede llegar a cualquier parte del cuerpo y causar diversos efectos. Provoca que el corazón bombee más sangre, pero al constreñir los vasos sanguíneos del cerebro, disminuye consecuentemente el volumen de sangre que lo irriga. Tal vez lo compensa estimulando la corteza cerebral, la parte externa del cerebro, para mantenernos alerta.

Aun así, es conveniente vigilar la ingestión de esta sustancia; tenga siempre presente que una lata de gaseosa puede contener tanta cafeína como una taza de té, y de media a una quinta parte de la que hay en una taza de café concentrado.

Quienes gusten del sabor del café y del té, no de la cafeína que contienen, pueden usar productos descafeinados que ofrecen el mismo sabor, pero sin los inconvenientes mencionados.

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